Hay lugares que nos pueden enfermar..

Puede ocurrir en casa, en la escuela, el trabajo, o en cualquier lugar inadecuado donde pasemos demasiado tiempo.


El hombre lo sabía, y evitaba esos lugares, pero cuando tapizó de cemento y asfalto la superficie de la tierra, se rodeó de tecnología y se aisló de la naturaleza, perdió su capacidad de observación y de percepción, y hoy se establece, pone su casa, su escritorio o su cama en lugares donde no debiera.

La salud es un estado de equilibrio y armonía biopsicofísica y está condicionada por el medio ambiente en el que se desarrolla la vida.

Recordemos que vivimos sobre la superficie de un planeta que recibe tanto energías que provienen del cosmos como de la tierra misma, es decir cosmotelúricas, ambas de polaridad opuesta y que deben estar en equilibrio para mantener la vida misma.Estas energías no son visibles al ojo humano, pero existen, están y podemos ver (y sufrir) sus efectos cuando esa armonía se ve alterada en puntos o zonas que podemos detectar y así evitar, para conservar nuestra salud.

Seguramente la gran mayoría de nosotros ha experimentado entrar a un lugar y sentir que “acá no quiero estar”; o casas con “olor a viejo” y ni qué decir de locales donde se instala un comercio “con todo” y sólo aguanta dos o tres meses, cambia de rubro y..¡lo mismo! Nada funciona.

Indudablemente, es necesario equilibrar la energía de esos lugares de ser posible. Si estudiamos un terreno antes de construir podemos optimizar la adecuada influencia de las energías cosmotelúricas para utilizarlas a nuestro favor, y aún si ya está la construcción realizada podemos actuar equilibrando esos espacios.

Fundamentalmente, sólo prestando atención al nivel de comodidad-incomodidad que sentimos en cada lugar, tendremos el primer indicio. ¿me canso excesivamente cuando estoy en este lugar? La respuesta a esta pregunta señalará el camino.

 

 

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